NUESTRO RINCÓN DE LECTURA

 

LOS LIBROS SON NUESTROS OJOS MÁGICOS.

¡ABRE TUS OJOS!

 

 

 

Los libros son mis ojos mágicos  

por Manorama Jafa

Hace mucho tiempo, en la antigua India vivía un niño, Kapil. Le encantaba leer y también era muy curioso. Las preguntas se arremolinaban en su cabeza. ¿Por qué era redondo el sol y por qué cambiaba de forma la luna? ¿Por qué crecían tan altos los árboles? ¿Por qué no se caían las estrellas del cielo?

Kapil buscaba las respuestas en los libros de hojas de palmera escritos por venerables sabios. Y leía todo libro que encontraba.

Un día, Kapil estaba entretenido leyendo un libro. Su madre le entregó un paquete y le dijo: —Deja el libro y lleva esta comida a tu padre. Con seguridad tiene mucha hambre.

Kapil se puso de pie con el libro en la mano, tomó el paquete y salió de su casa. Siguió leyendo mientras caminaba por el áspero sendero accidentado del bosque. De pronto, tropezó con una piedra. Trastabilló y se cayó. Su pie comenzó a sangrar. Kapil se levantó y siguió leyendo con la mirada fija en el libro. Una vez más tropezó con una piedra y se dio de narices contra el suelo. En esta ocasión se lastimó mucho más, pero el texto escrito en la hoja de palmera le hizo olvidar su herida.

De pronto, un relámpago iluminó el bosque y se escuchó una risa melodiosa. Kapil miró hacia arriba. Una hermosa dama, vestida con un sari blanco y con la cabeza rodeada por un halo de luz, le sonrió. La dama estaba sentada sobre un elegante cisne blanco. Llevaba un rollo de pergamino luminoso en una mano y sostenía una veena (instrumento musical de cuerdas) en otras dos de sus manos. Extendió su cuarta mano hacia Kapil y le dijo: —Hijo mío, estoy impresionada por tu sed de conocimiento. Te concederé un don. Dime, ¿cuál es tu deseo más profundo?

Kapil parpadeó admirado. Saraswati, la Diosa del Conocimiento se encontraba frente a él. Con rapidez, el niño unió las manos, hizo una reverencia y musitó: —Oh Diosa, por favor concédeme un segundo par de ojos en los pies para que pueda leer mientras camino.

—Así sea —lo bendijo la Diosa. Tocó a Kapil en la cabeza y se esfumó entre las altas nubes.

Kapil miró hacia abajo. En sus pies pestañeaba un segundo par de ojos. Dio un salto de alegría. Luego corrió por el serpenteante sendero del bosque con la mirada fija en el libro mientras sus pies lo guiaban.

Su amor por la lectura permitió a Kapil crecer hasta transformarse en uno de los hombres más sabios de la India. Era famoso a lo largo y a lo ancho del país por su profunda sabiduría. También recibió otro nombre, Chakshupad, que en sánscrito significa «aquel que tiene ojos en los pies».

Saraswati es la diosa mitológica del aprendizaje, el conocimiento, la música y la elocuencia.

Esta antigua leyenda hindú narra la historia de un niño que descubrió que el conocimiento se adquiere a través de las palabras que los sabios escriben sobre hojas de palmera.

Los libros son nuestros ojos mágicos. Nos brindan conocimiento e información y nos guían por el difícil y accidentado sendero de la vida.

Traducción de la versión en inglés: Laura Canteros

23 de abril. DÍA DEL LIBRO

 

Discreto amigo es un libro:
¡qué a propósito habla
siempre en lo que quiero yo,
siempre en lo que yo no quiero…!

‘Las Comedias’, de Calderón de la Barca.

 

Quisiera que mi libro
fuese, como es el cielo por la noche,
todo verdad presente, sin historia.
Que, como él, se diera en cada instante,
todo, con todas sus estrellas; sin
que, niñez, juventud, vejez, quitaran
ni pusieran encanto a su hermosura inmensa.
¡Temblor, relumbre, música
presentes y totales!
¡Temblor, relumbre, música en la frente
-cielo del corazón- del libro puro!

‘Quisiera que mi libro’, de Juan Ramón Jiménez.

 

 

El 23 de abril es un día simbólico para la literatura mundial, ya que en este día y en el año 1616 fallecieron personalidades como Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. Igualmente se conmemora el nacimiento o muerte de otros autores prominentes como Maurice Druon, Haldor K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo.

La celebración de este día fue una decisión espontánea tomada en la Conferencia General de la UNESCO que se celebró en París en 1995, para rendir un homenaje universal a los libros y autores.